saltar al contenido

Construyendo baños seguros para niñas en el área rural

En Guatemala, el acceso a higiene y saneamiento para las niñas y adolescentes en período de menstruación es primitivo en el área rural. Las escuelas no cuentan con sanitarios y espacios seguros para las prácticas de higiene y eso provoca que ellas prefieran faltar a clases para no arriesgarse o pasar vergüenza.

Veamos un ejemplo.

La escuela de Chiminisiguán está ubicada a aproximadamente a 25 kilómetros de la cabecera municipal de San Andrés Sajcabajá, en el departamento de Quiché.

El acceso es sumamente difícil. Es un camino de terracería, lodos, quebradas y pendientes entre la montaña que toma cerca de una hora en automóvil 4×4 y unas cinco horas caminando.

En total, 105 niñas y niños asisten a la escuela, la cual cuenta con los grados de pre-primaria y primaria.

La mayoría de niños viven en la misma aldea de Chiminisiguán pero hay algunos que caminan hasta una hora diaria para poder llegar. Son familias que viven por el río y les toca subir la montaña para poder estudiar.

Héctor Luna Chach tiene 30 años y a su corta edad ha sido nombrado como el director de la escuela. Diariamente, viaja de lunes a viernes desde la comunidad de Xejuyup hasta su lugar de labor, en un trayecto de unos 45 minutos en motocicleta.

Se dedica desde hace 7 años al magisterio. "Era la única carrera a la que tenía oportunidad de estudiar en ese entonces y me encanta la oportunidad de cambiar en los niños lo que cambió en mí", comenta Héctor, quien esperó cerca de 6 años por una plaza en el Ministerio de Educación.

La escuela de Chiminisiguán tiene cerca de 20 años de existencia, pero a partir de la dirección de Héctor ha habido un proceso de rehabilitación y mejoramiento de la infraestructura de las aulas para que los niños se sientan más cómodos y bienvenidos.

Por ejemplo, las aulas de quinto y sexto primaria fueron construidas hace tres años en cooperación con los padres de familia y organizaciones de apoyo local.

La escuela tiene tres sanitarios actualmente, que fueron rehabilitados por los maestros, quienes instalaron inodoros ya que antes solo contaban con fosas sépticas.

El problema más grande es que las niñas en período de menstruación dejan de estudiar. A veces entran a los baños de los niños, pero la mayoría faltan a clases.

"Acá no usan toallas sanitarias sino trapitos por la pobreza y eso les complica mucho asistir a clases", cuenta preocupado Héctor, sobre unas 15 niñas que actualmente están pasando por ese problema.

Actualmente hay cuatro profesores que trabajan distribuyendo las clases para la totalidad del alumnado, distribuidos un 80% en primaria y el resto en preprimaria. De los estudiantes, el 50% son niñas, lo cual es bastante positivo para el contexto cultural de la región.

"La mayoría de las niñas se casan al salir de estudiar. Tienen 15, 14 e incluso 13 años nomás. Otras se están yendo para Estados Unidos", comenta Héctor con desesperanza.

Por otro lado, los niños se dedican a la agricultura o a trabajar en tiendas locales de suministro. Héctor comenta que en el pasado se intentó abrir un nivel básico en la escuela pero el Ministerio de Educación les negó la oportunidad por no existir suficiente cantidad de estudiantes.

"El problema es que los niños se dan cuenta que teniendo dinero en la bolsa ya no quieren trabajar. Para ellos 75 quetzales diarios más la comida, mejor se quedan a trabajar" (sic).

La desnutrición también es un problema grave en la comunidad que impide el correcto desarrollo intelectual de los niños. Según la Organización Mundial de la Salud, se calcula que 45 millones de niños menores de cinco años padecían emaciación, la forma más mortífera de malnutrición, que aumenta hasta 12 veces el riesgo de mortalidad infantil y aumenta considerablemente dificultades de aprendizaje.

"Cuando hay contenidos fuertes o intensos los niños deciden no venir mejor. Me amenazan de que si es un tema difícil mejor no vienen porque se sienten mal. A los papás les mienten y les dicen que no hay clases, para quedarse en casa", comenta Héctor.

Desde su fundación, no fue sino hasta el año 2021 que las primeras dos niñas de la escuela continuaron sus estudios de básicos por primera vez en la historia.

Para poder estudiar esos grados, los estudiantes deben recorrer hasta Sacualpa, comunidad también de San Andrés Sajcabajá, ubicada a unos 25 minutos a pie más allá de la escuela.

Héctor comenta que de las 45 familias que mandan a sus hijas e hijos a la escuela, solo unas 25 cuentan con agua en su hogar.

Este año 2022, Water For People, habiendo identificado la necesidad de esta escuela por medio de su sistema de monitoreo anual, apoyará la construcción de baños especiales para niñas adolescentes y para niños pequeños.

Los baños contarán con una batería de inodoros y lavamanos, que incluye baño especial para adolescentes mujeres, equipado con utensilios para la higiene de la menstruación, como toallas sanitarias, jabón especial y recipientes de desechos contaminantes.

También se equipará a la escuela con un biodigestor para el adecuado tratamiento de los desechos humanos. Esto aplicará también para los baños pre-existentes.

Water For People ha impartido desde los primeros meses de 2022 charlas sobre higiene, cloración y lavado de manos, para fortalecer los conocimientos de los docentes y sensibilizar a las niñas y niños, así como a los padres de familia, sobre dichas buenas prácticas.

A partir de esta intervención, la escuela ha llevado un control de limpieza semanal en las aulas.

"Esperamos con ansias el proyecto. Gracias a las charlas, con los niños diario trabajamos el cepillado de dientes y lavado de manos pero con los baños nos cuesta. A los pequeños les ponemos una piedra para que se suban a lo inodoros pero prefieren hacer en al aire libre porque les cuesta", comenta Héctor.

La organización también ha colaborado con cloro, gel, detergente y desinfectante fueron entregados a la escuela también por Water For People como parte del proceso de apoyo y empoderamiento de la escuela.

"Se clora el agua en la escuela gracias al asesoramiento de Water For People y los niños pueden tomar agua tranquilos", cuenta Héctor.

El proyecto de sanitarios está planificado para terminar durante los meses de septiembre y octubre, ya que depende del aporte comunitario de la mano de obra y del apoyo de la municipalidad.

Los comunitarios y comunitarias se organizan para atender a los albañiles asignados por Water For People y también aportan mano de obra para avanzar con el proyecto, lo cual garantiza la sostenibilidad.

Al respecto, Héctor cuenta emocionado: "Esperamos con ansias el proyecto de los sanitarios porque sabemos que cambiará la vida de las niñas".

Posted in